POZO DE DONATO
Historia
Según cuenta la
leyenda, el Cacique Hunzahúa quien
pretendía el amor de Noncetá, una de sus hermanas, decidió un día, con el fin
de escapar de la vigilancia de su madre, llevar a su hermana a la provincia de
los chipataes para comprar algodón. Allí la sedujo y al regresar, al notar la
madre que el vientre y pechos de su hija crecían, montó en cólera y arremetió
contra ella con la sana (palo para agitar la chicha),
pero la muchacha se ocultó tras el recipiente en el que se preparaba el licor,
y éste, al ser golpeado se quebró, dejando derramar la chicha contenida
en él formando un pozo que se convirtió en agua.
Posteriormente, en tiempos de la conquista, Quemuenchatocha,
temiendo que los españoles se apoderaran de su oro, ordenó a su pueblo que
arrojaran todas sus riquezas al pozo para que jamás pudieran recuperarlo.
El capitán español saturniano Jerónimo Donato de Rojas, intentó, en el
siglo XVII, desecar la laguna sin obtener éxito alguno. De ahí que se le
conozca como Pozo de Donato
LEYENDA
Cuentan que el pozo no tiene fondo, y
que además, entre sus aguas hay pilares, sobre los cuales podría estar
sosteniendo la ciudad de Tunja. También, que hubo un intento de secar la
laguna, pero que al momento de empezar, la ciudad empezó a temblar, por lo cual
se desistió del objetivo.
Esta Leyenda de origen colombiano,
cuenta que fue Hunzahúa, uno de los pocos soberanos que impusieron su
dominación sobre toda la nación chibcha. Era fuerte y luchador en las batallas.
Pero la ruina de aquel hombre irresistible, no la acarreó ningún enemigo, sino
sus desarregladas pasiones.
Tenía Hunzahúa una hermana tan
hermosa, que no pudiera haberse hallado otra como ella entre todas las
doncellas chibchas. El veleidoso monarca se enamoró apasionadamente de su
hermana y comunicó a su madre su determinación. Negándose la madre a dársela
como esposa. Cosa insólita debió parecerle a aquella grave matrona tan
insensato antojo de su hijo. Los chibchas, al menos en los dominios
de Zipa, tenían prohibido el matrimonio entre parientes, hasta el segundo
grado de consanguinidad, y en toda la nación chibcha era tan abominable el
incesto, que tenía siempre por castigo la muerte.
Quedó Hunzahúa, anonadado ante la
inflexible negativa de su madre. La más acerba tristeza abatió por muchos días
el ánimo del soberano de los chibchas. Perdió el tino y el consejo, y prefirió
huir a Chipatae, robando a su hermana de la tutela de su madre. En Chipatae la
hizo su esposa. Algún tiempo después, el recuerdo de su madre desolada, los
forzó a volver a Tunja al hogar materno. Bien comprobó entonces la madre que
los dos hijos eran esposos, montó en cólera y dispuso corregir a en su hija tan
enorme escándalo con un severo castigo. Echó mano de la sana, que era el palo
de revolver la chicha; la muchacha, que no era tonta, se amparó tras de la
tinaja. Esquivó el tremendo garrotazo, que dio estruendosamente sobre la gacha
o moya. Toda la chicha se derramó y entonces se formó el pozo de Hunzahúa, que
es como en nuestros días se denomina una famosa laguna, situada al norte de la
ciudad de Tunja.
Los dos desalentados hermanos ya no
dudaron que solamente huyendo de palacio podrían gustar la felicidad.
Abandonaron a Tunja y partieron hacia el sur, hasta Susa. Aquí se dispuso con
alegría el Zaqueerrante a recibir de su esposa el primer fruto de aquel su
gran amor tan desdichado. Pero los nuevos padres quedaron espantados, al ver
que el niño recién nacido se les quedó, de pronto, ante sus ojos, convertido en
piedra y quedándose como estatua.
Considerándose castigados por el
Cielo, abandonaron Susa, sin saber qué rumbo seguir. Creyeron hallar en
una encrucijada la señal que les indicaba el camino, y por él emprendieron un
largo y fatigoso peregrinar, hasta que un día llegaron hasta el Salto de
Tequendama. Allí resolvieron quedarse a vivir, sin ver ni oír a nadie,
escondidos en los bosques cercanos. Al pasar la impetuosa corriente, sintieron
los dos infaustos compañeros un súbito desfallecimiento: se miraron, y al mismo
tiempo un hielo de muerte paralizó sus cuerpos, quedando allí convertidos en
piedras en medio del río, hasta el día de hoy...
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